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¿Por qué el chocolate belga es tan famoso? La tradición de la calidad y el sabor

El chocolate belga es reconocido mundialmente por su exquisita calidad y sabor inigualable. Pero, ¿qué hace que este manjar sea tan especial y por qué ha logrado tal fama? La respuesta se encuentra en una combinación de historia, tradición, innovación y un compromiso inquebrantable con la excelencia.

Un legado histórico y artesanal

La historia del chocolate en Bélgica se remonta al siglo XVII, cuando los españoles trajeron el cacao a Europa. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando el chocolate comenzó a producirse en masa en el país. El verdadero punto de inflexión fue en 1884, con la invención del praliné de avellanas por Jean Neuhaus II. Esta innovación, una concha de chocolate rellena con un cremoso ganache, revolucionó la industria y se convirtió en un símbolo del chocolate belga.

A diferencia de la producción masiva, gran parte del chocolate belga sigue siendo elaborado por chocolatiers artesanales. Estos maestros utilizan técnicas transmitidas de generación en generación, prestando atención a cada detalle, desde la selección del cacao hasta el templado y el moldeado. La precisión y la pasión son los ingredientes secretos que elevan el chocolate belga a una categoría superior.

Estándares de calidad inquebrantables

La ley belga es muy estricta en cuanto a la producción de chocolate. Una de las regulaciones más importantes es que el chocolate debe contener un mínimo de 35% de cacao puro. Además, la normativa prohíbe el uso de grasas vegetales diferentes a la manteca de cacao, garantizando así un sabor más puro y una textura más suave y cremosa. Esta dedicación al ingrediente principal asegura una experiencia sensorial de la más alta calidad, ya que la manteca de cacao pura es la clave para la textura sedosa y el sabor intenso que todos conocemos.

Variedad y creatividad: La experiencia sensorial

Si bien el praliné es la estrella, la creatividad de los chocolatiers belgas no tiene límites. Desde trufastabletas y figuritas, hasta combinaciones de sabores inesperadas, como chocolate con especias, frutas exóticas o licores. La constante búsqueda de nuevas texturas y sabores es lo que mantiene la industria del chocolate belga en constante evolución.

El chocolate belga no es solo un alimento, es una experiencia completa. Se invita a los consumidores a disfrutar del aroma, a percibir el sonido al romperlo, a sentir la textura en el paladar y, finalmente, a saborear la explosión de sabores que perdura en la boca. Esta dedicación al placer sensorial es lo que ha cimentado la fama del chocolate belga como un lujo accesible.


En nuestra página web o en nuestras tiendas físicas, puedes encontrar una gama de productos que celebran esta tradición y calidad. Desde los clásicos pralinés hasta las más innovadoras combinaciones con altos porcentajes de cacao, te invitamos a descubrir por ti mismo por qué el chocolate belga es tan aclamado. ¿Cuál es tu forma favorita de disfrutar del chocolate?

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